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Bewertung
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Un pequeño restaurante acogedor en el pintoresco pueblo de Artenara. Fuimos por la mañana a tomar un café y decidimos volver a mediodia para comer, sobretodo por el buen trato y la amabilidad de Laura que nos atendió. Da gusto encontrar gente así en hostelería, con ganas de trabajar y con una gran sonrisa. No nos arrepentirnos; la comida estaba riquísima, casera y de kilómetro 0 y eso se nota. Potaje, carne de cabra, pollo y pan con alioli (espectacular! Todo estaba buenísimo. Sin duda volveremos!