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★
Les llamé por teléfono para reservar una mesa en la terraza porque íbamos con la perra, y cuando llegamos nos habían puesto la única mesa que estaba a la sombra, con la terraza VACÍA. Cuando entré a preguntar si nos podíamos cambiar a la mesa de al lado que estaba al sol, la camarera entró a la cocina a preguntarle a un señor (imagino que el dueño), a lo que éste le contestó: lo que pueden es irse un poco a la M*ERDA . La camarera salió y me dijo que sí nos podíamos cambiar, pero evidentemente le dije que había oído como me había mandado a la m*erda su compañero y lógicamente me fui de allí sin comer. Pasé por alto que la camarera me tratara como si le tuviera que dar las gracias por dejarme...