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Huí a la Fundació para desconectar del ritmo frenético de Barcelona y del estrés que llevo en mi día a día. Reina la absoluta calma, lo único que se escucha es naturaleza y algún otro huésped que pueda haber. Está en medio de la nada, en una finca familiar rodeado de olivos y esculturas. Si vuestro objetivo es desconectar de la ciudad, descansar, reconectar con vosotros mismos. Es vuestro lugar. A pesar de que fui en la última semana en la que ya tenían cerrado el restaurante, no fue ningún problema, Ventalló esta a 5min y tiene un par de opciones para comer, y L'escala está a 15min en coche. En cuanto al desayuno, es de los mejores desayunos, no ponen una mesa inacabable con comida que lueg...