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Bewertung
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Buscando un lugar dónde comer, tras una ruta en bici, y por experiencias anteriores en distintos hogares de jubilados, encontramos este sitio. Íbamos a ciegas y nos prepararon una paella de pollo y conejo que estaba espectacular, de la que no dejamos ni los huesos, y eso que mientras se acababa de cocinar nos arreamos un par de sepias dignas del mejor gourmet. Después de aquella experiencia, hemos vuelto cinco veces más, en las que hemos disfrutado de: otro espectacular arroz de col y ajetes, del plato estrella de la casa, el mar y campo , un guiso que combina conejo y pollo con gambas, un cous-cous, del que no quedó ni el esmalte de los platos, en la quinta visita, un gazpacho, de matrícula...